Un martes por la tarde, a la hora de volver a casa en tren:
Ana - ¡Hombre Leo, cuánto tiempo!
Leo - ¡Ana! Es verdad, ¿cuándo nos vimos? ¿En la fiesta del
cumpleaños de Sandra?
- - Sí, la que hizo en la piscina.
- - ¿Qué tal todo?
- -Bien, vengo de clase, que ya son los últimos
días y estoy agobiada por aprobar todo, que ya termino este año la carrera, ¿y
tú?
- -Ah, qué bien, ¿ya terminas?
- -Sí, ya por fin, ¡tengo unas ganas! ¿Tú qué tal?
- -Yo bien, estoy trabajando, la carrera la acabé
el año pasado.
- -¡Qué bien! ¿Dónde trabajas?
- -Pues en el colegio que hay al lado de la
estación de Atocha.
- -¿El que se ve desde el tren?
- -Sí, uno que es bastante grande.
- -Ya la próxima parada es la mía.
- -¡Me alegro mucho de haberte visto!
- -¡Yo también! A ver si nos vemos más a menudo.
- -¿Irás este año a la fiesta de Sandra?
- - Sí, ¿y tú?
- -Yo también, allí nos vemos entonces.
- -Adiós Leo.
- -Adiós Ana.
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